viernes, 26 de junio de 2009

Y ahi estaba Elías. . . .


Y ahí estaba Elías, buscando entre paredes y sillones calor….
Pensando en lo mágica y frágil que es la vida, le dieron ganas de llorar con la canción que comenzó a sonar desde la calle, hacía ya tiempo que creía haber olvidado poder escuchar y sentir la música dentro de él. Enfermo de recuerdos, comenzó a rezar tratando de pedirle a Dios del cual se sentía invisible ante sus ojos tan solo respuestas a sus preguntas, aquellas preguntas que por pena se negaba a expresar a sus compañeros de hábitat, los seres humanos.
Tengo una lista de preguntas para ti, esperando por tus respuestas, gritaba el silencio….


sábado, 20 de junio de 2009

Mientras se despide....


 

Mientras se despide

Ella le miraba alejarse, presa del cristal de su ventana.
Lo veía arrastrando su maleta por el pavimento.
Apoyada en el vidrio helado tejía una oración con los labios, que después terminó enredada en la sal de su alma.
El subió al coche.
Se perdió en la distancia mientras ella ahogaba el llanto.

Para alguien extraño...


[.Para alguien extraño.]

Te imagino desnudo, de piernas cruzadas y cigarro encendido; mirando como quien no mira y sin embargo persiste.
Me imagino desnudo, de brazos cruzados y mirada encendida; esquivando como quien no sabe y sin embargo se delata.
Nos imagino fundidos en un largo abrazo, que no sabe de distancias, condiciones ni palabras.
Perdiéndonos en una cordialidad obligada.
Te imagino desnudo, de piernas cruzadas y cigarro encendido, cubierto por el sudor de la batalla que precedió al hecho de encontrarnos así.
Me imagino desnudo, de brazos cruzados y mirada encendida, sofocado por el agobio de dejarme escapar.
Nos imagino fundidos en un largo abrazo, que agota de a poco nuestras ganas de hablar.
Obligados a perdernos en una cordialidad que no es nuestra.
Te imagino desnudo, de piernas cruzadas y cigarro encendido, perdiéndote tan pronto como el humo mismo se va yendo.
Me imagino desnudo, de brazos cruzados y mirada encendida, ahogando los resquicios sangrantes de una pasión que me golpeaba el estómago.
Nos imagino fundidos en un largo abrazo, donde reinaba un silencio de tormenta.